sábado, 18 de marzo de 2017

VIAJES Y GASTRONOMÍA

¡Abrimos sección nueva: VIAJES Y GASTRONOMÍA!

Hace un año y medio, cuando de repente no podía comer nada y me recetaron la adrenalina inyectable, metiéndome el miedo-terror en el cuerpo ante la comida, diciéndome que no me saliera de la dieta y comiese solamente carne, huevos y pescado, uno de los golpes mentales más bajos que recibí fue el de pensar que no podía viajar a ningún sitio porque no podía comer de casi nada. Yo sabía o quería saber que eso no iba a ser para siempre y que lo que entonces me estaba pasando tan solo iba a ser pasajero, por mucha sentencia que hubiesen dado tres especialistas diferenciados. Sabía y creía que aunque ellos no viesen más posibilidades sí las había y así fue. Si me habéis leído sabréis que ya no tengo alergias a casi nada y que, aún cuando se supone que soy alérgica a todo, no tengo síntoma alguno después de hacer un cambio radical en mi alimentación, además de otras muchas mejoras que ya comenté en su día.

Pues bien, después de ese año y medio en el que progresivamente me he atrevido a ir probando diferentes restaurantes superando el miedo a comer fuera de casa y la necesidad de tener todo controlado antes de ir a un sitio nuevo, por fin he realizado mi primer viaje. ha sido corto, tan solo dos días, pero me ha hecho sentir más que bien.

Existen muchas posibilidades para viajar cuando se lleva una alimentación que no suele ser la convencional, una alimentación saludable, libre de lácteos, azúcares añadidos o edulcorantes, sin gluten y en un 75% vegetariana. Parece que sea imposible viajar a ningún sitio ya que en los hoteles los desayunos contienen cualquiera de los alimentos o añadidos que yo no tomo y lo mismo ocurre con comidas o cenas, pero hay viajes más allá de los hoteles - y seguro que en ellos existen cada vez más opciones, pero yo aún tengo que descubrirlo-.

Una de las opciones mucho más económicas y que te permite flexibilizar los menús o incluso dejarte libertad para elegir si comes de restaurante o casero es elegir hospedarte en un apartamento. Los apartamentos te dan la libertad de poder cocinarte lo que te apetezca en cada momento e incluso adaptarte, porque en muchas ocasiones, comemos en restaurantes una cantidad mayor a lo que acostumbramos, sintiéndonos pesados. este hecho hace que no tengamos hambre para la cena, pero si no tenemos la oportunidad de cocinar lo que nos apetece y tenemos que volver a ir de restaurante, solemos volver a comer más de la cuenta y a mi, personalmente, eso me hace sentir falta de energía y muy pero que muy pesada.

Existen multitud de opciones y cada vez más hay una mayor conciencia de la importancia de una alimentación saludable, lo que hace que ya en muchos locales te ofrezcan menús sin gluten, vegetarianos, veganos, sin lácteos o azúcares, pero, de momento, hay que ir investigando. Y ¿sabéis qué? Que esto también tiene su intriga, su parte especial de aprendizaje y de experiencia positiva. Así que no dejéis de disfrutar de estos nuevos descubrimientos.

Hoy empiezo a contaros uno de mis primeros viajes. Poco a poco se irá ampliando, pero me encantaría que contaseis vuestra experiencia, en caso de que os encontréis en una situación similar a la mía. Cuantas más aportaciones tengamos, mayor será la lista de lugares que podemos visitar y más facilidades compartiremos entre tod@s.

Un abrazo gigante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario